Mi amiga Laura se fue de viaje por América Latina. Generalmente esos viajes los hacemos juntas, cargamos las mochilas y el viento nos lleva. Este año, por primera vez y por diferentes motivos, nos toca separarnos e irnos para lugares diferentes. Y no hay una fecha para reencontrarnos. Y aunque el reencuentro siempre sucede, esta vez se me hizo difícil decirle buen viaje.
Muchas cosas pasaron en el 2008 y muchas cosas seguirán pasando. Y lo bueno de todo esto es que sé que siempre va a estar, aquí o allá. A ella le tocó despedirme varias veces, cada Julio y cada Febrero, cada vez que me volvía a Brasil. Ahora es mi turno.
Siempre decimos que a lo largo de nuestras vivencias aparecen compañeros. Compañeros de ruta, aquellos que encontramos en algún momento y nos acompañan en ese momento específico de nuestra vida y después no los vemos más o muy esporádicamente. Compañeros de la vida, aquellos que te los van trayendo los años y no se van, van y vienen pero están ahí. Y compañeros del alma, aquellos que no importa cuándo ni cómo llegaron a tu vida, pareciera que siempre estuvieron y sabés que siempre estarán.
Laura no es ninguno de los tres tipos de compañeros. Ella ya es mi familia. Y la voy a extrañar.
GOUIRIC. Marie: "...Tu única llave para tu libertad"
Hace 2 meses