martes, 27 de enero de 2009

Dicen que viajando...

Mi amiga Laura se fue de viaje por América Latina. Generalmente esos viajes los hacemos juntas, cargamos las mochilas y el viento nos lleva. Este año, por primera vez y por diferentes motivos, nos toca separarnos e irnos para lugares diferentes. Y no hay una fecha para reencontrarnos. Y aunque el reencuentro siempre sucede, esta vez se me hizo difícil decirle buen viaje.
Muchas cosas pasaron en el 2008 y muchas cosas seguirán pasando. Y lo bueno de todo esto es que sé que siempre va a estar, aquí o allá. A ella le tocó despedirme varias veces, cada Julio y cada Febrero, cada vez que me volvía a Brasil. Ahora es mi turno.

Siempre decimos que a lo largo de nuestras vivencias aparecen compañeros. Compañeros de ruta, aquellos que encontramos en algún momento y nos acompañan en ese momento específico de nuestra vida y después no los vemos más o muy esporádicamente. Compañeros de la vida, aquellos que te los van trayendo los años y no se van, van y vienen pero están ahí. Y compañeros del alma, aquellos que no importa cuándo ni cómo llegaron a tu vida, pareciera que siempre estuvieron y sabés que siempre estarán.

Laura no es ninguno de los tres tipos de compañeros. Ella ya es mi familia. Y la voy a extrañar.

De Facebooks y Messengers

Estaba leyendo el primer texto del libro Historias de Mujeres Infieles, libro muy promocionado ultimamente, sentada en El Ateneo y pensaba en las palabras de la autora mirando al horizonte. No es que tenga mucho que ver lo que ella decía con lo que yo pensaba, sólo se relaciona en el momento en que ella comenta sobre las relaciones actuales y la velocidad de las cosas. O la impersonalidad diría yo. Soy un bicho raro que no entiende mucho de relaciones por chat, messenger o celular. No entiendo las relaciones (o no relaciones) que suceden a través de mensajitos de texto, mails y mensajitos en el Facebook. No puedo. ¿Qué pasó con las relaciones cara a cara?. Escuchaba a una chica en el colectivo quejarse de que el chico que había conocido por Internet era un salame, que cómo engaña la Internet. La amiga le respondía que si no se acordaba de lo bien que se llevaba ella con el ex novio de no sé qué lugar lejos y que mientras chateaban, todo estaba bárbaro, pero cuando se hablaban por teléfono, no se decían ni tres palabras y marcaban día y horario para hablarse por messenger.

Parece que últimamente nos resulta imposible relacionarnos con alguien si no es ocultándonos detrás de una carita feliz o dos punto, línes parántesis hacia la izquierda. No quiero ser malinterpretada, yo vivo lejos de las personas que quiero y utilizo Internet para comunicarme con ellos. Pero también pasé por la situación de mandar mensajitos por miedo a una respuesta que no me gustaba, por vergüenza a preguntar algo o simplemente porque no quería hablar de ciertas cosas apagaba el celular. Lo que me sorprende es la incapacidad (tal vez no incapacidad sino simplemente comodidad) de las personas en enfrentarse a otro ser humano y decirle " che, me gustás" o "che, no me gustás".

Pero no importa. Ahora me voy a chatear con mi amigazo de Tailandia al que no conozco pero con el cual comparto taaaaaaaaaaantas cosas en común. ¡Es increible cómo me entiende!. Aunque nunca nos hayamos visto. Aunque prefiramos quedarnos en casa y charlar sobre la vida mientras la vida se nos pasa. Aunque nunca nos hayamos abrazado ni secado las lágrimas en momentos difíciles. Ahhh, pero cuántas caritas amigables me manda cuando me siento mal...

XX :-) XX